Año Nuevo en el Valle del Jordán
El año Nuevo en el Valle del Jordán se inauguró con un nuevo round de acoso a los palestinos que tratan de mantener alguna semblanza con la vida entre colonias israelíes y presencia del ejército, hechos cotidianos en el Valle. Cada colina es una colmena de tanques, personal militar, y soldados que maniobran y activan armas permanentemente hacienda gala de su poder. Estas demostraciones se repiten hasta el cansancio para instalar el miedo y desestabilizar la vida de los 64mil palestinos residentes que son objeto de todo tipo de abuso, agresión, y cualquier esfuerzo es válido por parte de Israel para removerlos de sus tierras.
El día 2 de enero, aproximadamente veinte familias de Ras al-Ahmar y al-Malih fueron obligadas por la fuerza a abandonar sus hogares y echados a dormir a doscientos metros de sus casas. La orden militar que se les presentó estipulaba que todos los rebaños, animales, y miembros de la comunidad debían abandonar sus hogares desde las 6pm hasta las 2pm del día siguiente, durmiendo a la intemperie, sin sus efectos personales, sin corral para el ganado ni techo para los hijos, mientras el ejército realizaba ejercicios militares sobre sus tierras incluido el uso de armamento pesado que disparaban dentro de la comunidad y contra cualquier objetivo. Nadie se salvó de la evacuación, ni los viejos, ni los enfermos, ni los inválidos, ni los niños. Todos debieron dormir fuera de sus casas, en pleno invierno. In Ras al-Ahmar, un niño de cinco años de la familia Qasim debió dejar la cama donde permanecía enfermo con fiebre alta y catarro, debieron movilizarlo a lo de un tío cerca de Deir Yassir, lejos de su entorno familiar, aunque estaba convaleciente, para refugiarlo de la intemperie. Es sólo un ejemplo que ilustra apenas cómo deben aguantar su lucha de resistencia pacífica. Una mujer con niños pequeños también debió salir a buscar refugio con sus niños en los brazos, mientras el ejército practicaba con su artillería todo alrededor. En Ras al-Hamra, un grupo de niños quedó acurrucado detrás de camiones y tractores ya que no tuvo oportunidad de salir a tiempo y debió dormir bajo la luz delas estrellas y de las colonias israelíes de Maskiyot, Raoi, y Beqaot. Mientras estos niños trataban de dormir acurrucados, vehículos militares pasaban constantemente por la carretera muy cerca de ellos. Esta yuxtaposición de los pastores indefensos y desarmados frente a la artillería del ejército responde a la surrealista expresión de Israel, de que se ejecutan por razones de seguridad. Ante el poder exultante de Israel se enfrenta la resistencia de los palestinos, resistencia que es su única arma, y su fortaleza, no quebrarse y continuar en el lugar a pesar de estas situaciones.
Esta orden de evacuación temporal, inmediata y en medio de la noche, es la cuarta desde diciembre, mes en que comienza el invierno y las lluvias, y se está convirtiendo en un ejercicio técnico de rutina destinado en realidad a debilitar y reducir la fuerza de los pobladores y de las comunidades, y echarlos acoso, tras acoso, de sus tierras. Sin embargo, al finalizar cada acción brutal militar de Israel, los palestinos del Valle del Jordán regresan a sus hogares y toman los pedazos de lo que haya quedado para reconstruir y continuar.
Cuando los militares dejan el área, quedan remanentes de artillería desperdigados por el terreno en medio de las comunidades, esto constituye un riesgo que puede ser fatal, ya que quedan bombas y minas sin detonar, que pueden ser activadas cuando los habitantes simplemente se movilizan en torno a sus quehaceres. Lo mismo ocurre con los animales. Ha habido casos de minas que han estallado luego de haberse efectuado un ejercicio militar en zonas agrícolas y comunitarias. Los cultivos y los árboles son aplastados e incendiados en mucho casos. Las cosechas, fundamentales para la sustentabilidad de la familia palestina, se pierden. El impacto emocional y psicológico que estas maniobras militares deja en la población, sobre todo en los niños, es muy grande, creando traumas muy difíciles de superar a lo largo de los años. Y además del daño psicológico, en muchos casos y la mayoría de las veces, los daños materiales son irrecuperables.
La Campaña de Solidaridad con el Valle del Jordán se acercó a estar con las familias para brindarles su apoyo, movilizándose de una a otra comunidad. Distribuyeron un autobús completo de frutas y verduras frescas entre las familias y se sentaron con ellos a compartir el fogón durante la noche en vela. Las familias del Valle del Jordán necesitan más que ninguna nuestro apoyo, ya que se encuentran aisladas del resto de Cisjordania y son totalmente ignoradas por todo el mundo.