El ejército continúa acosando a la pequeña comunidad beduina Ein Al-Helweh.
Ein Al-Helweh es una comunidad beduina situada en la región norte del Valle del Jordán, en la zona C de Cisjordania. Los beduinos de esta tierra se han dedicado siempre a la cría de ganado. La familia de Mahdi ha vivido en este pueblo desde hace generaciones. Los medios de subsistencia de esta familia se basan en el cuidado de ganado, ovejas y vacas, por lo que dependen mucho del agua y del pasto. Esta comunidad, como tantas otras, está rodeada por una zanja que delimita con una zona declarada para entrenamiento militar, las tierras que siempre han utilizado para el pastoreo de sus animales. De este modo, los aldeanos se encuentran completamente encerrados en su propia tierra. Tienen prohibido sobrepasar la zanja o cruzar la carretera. Si lo hacen, los detienen o los multan. El único modo de salir de la aldea es a través de una puerta en la propia zanja, que el ejército israelí sólo abre dos o tres veces por semana.
Además, tras el establecimiento de los asentamientos israelíes Maskiyot y Rotem, el acceso a los pozos ha sido restringido por los colonos para atormentar a la comunidad beduina. De esta manera tratan de hacerles la vida más difícil para que acaben abandonando sus tierras y poder expandir sus asentamientos.
Para ejemplificar este acoso Mahdi nos cuenta que hay un policía colono de Mehola, llamado Nassem, que atormenta a los aldeanos. Éste anima a otros colonos a asediar a la gente del pueblo y casi a diario llama al ejército para restringir el acceso de las comunidades a los recursos hídricos. En una ocasión los militares dieron permiso a los aldeanos para que pudieran acceder al pozo y fueron los colonos los que se opusieron fervientemente afirmando que estas prestaciones alientan a los árabes a quedarse en estas tierras. El hermano menor de Mahdi es pastor y en más de una ocasión ha tenido enfrentamientos con estos colonos. Un día estaba con su ganado pastando cuando un colono se acercó y lo echó del área declarada zona de entrenamiento militar obligándole a sacar a las vacas a la carretera. Una vez allí, este mismo colono avisó a las fuerzas militares israelíes para denunciar que el hermano de Mahdi estaba con sus animales en medio de la vía. Cuando los militares se presentaron en el lugar detuvieron a sus 120 vacas, trasladándolas a otro poblado, Al Jiftlik. Para recuperar su ganado el hermano de Mahdi se vio obligado a pagar 15.000 sheqels (unos 3000 euros), más otros 2000 sheqels por el traslado de vuelta de los animales.
«Este es el único país del mundo donde las vacas son detenidas», explica Mahdi. En el Valle del Jordán es una práctica habitual retener el ganado de los aldeanos, cuando esto ocurre las fuerzas israelíes no proporcionan ni agua ni comida a estos animales. Durante la detención de las vacas del hermano de Mahdi murieron 24 reses, aunque el ejército sólo reconoce la muerte de seis.
Esta no es la única forma de instigación que sufren. Mahdi nos dijo que recientemente ha sido detenido tres veces. En última ocasión lo detuvieron y lo dejaron en libertad a 30 km de su casa, desde donde tuvo que volver andando. Cuando le preguntamos ¿por qué a menudo las personas son detenidas en el Valle del Jordán?, Mahdi se encogió de hombros como si fuera una pregunta tonta. «¿Por qué? Porque pueden. Ellos nos pueden detener en cualquier momento y en cualquier lugar durante todo el tiempo que quieran». Además, el ejército israelí suele utilizar cualquier excusa para castigar al pueblo, revisando todas las casas y tirando cosas.
Este acoso también es producido por los propios colonos, en más de una ocasión han entrado en la comunidad de Mahdi cortando las cuerdas que ataban a los animales y robándolos. El año pasado el guardia de la colonia vio a dos niños de corta edad con su caballo pastando cerca del asentamiento. Este guardia cogió al animal, lo ató a su coche y arrancó, arrastrando el caballo detrás de él hasta matarlo. Todo esto ocurrió delante de los dos niños pequeños, que quedaron traumatizados.
Todas estas medidas, el constante abuso y la privación de las necesidades humanas básicas por parte de los colonos y el ejército se utilizan para tratar de expulsar a esta comunidad de sus tierras.
«No podemos irnos de aquí», dice Mahdi, «nos quitaran nuestras tierras».